
Uno de los principales problemas, es el poder interpretar el concepto mismo de los Derechos Humanos, y su fundamento, sin desligarnos de los problemas reales que actualmente estamos viviendo, entre ellos: la violencia de género, la trata de personas, el tráfico de migrantes, discriminación, pobreza y otros que están demostrando ineficiencia en la protección al ejercicio de los Derechos Humanos a nivel universal.
Es necesario entender que cuando nos referimos a derechos tenemos que referirnos a una triple dimensión compartida, distintos y a la vez entrelazados: moral, jurídico y político, partiendo de un orden axiológico, en el cual el centro mismo es el ser humano, cuya acción es vital en la interpretación que se le quiera dar al derecho mismo.

El hombre posee un ingrediente especial adicional: el raciocinio. Sin embargo. Para Nietzsche: El hombre es un animal excepcionalmente desagradable y peligroso, un virus, una enfermedad del universo. Y los derechos humanos es un intento patético de los miembros de la especie débil para contener a los más fuertes.
Una percepción muy cruel, y difícil de poder hacerla propia, ya que va en contra del mismo ser, aquel racional, creador de conocimiento, luchador por excelencia, pero que no deja de responder a sus instintos internos de satisfacción propia. ¿Desde esta visión, como se puede conceptualizar a la dignidad que es base de los derechos humanos?
Según Richard Rorty, hay que entender a la dignidad en sentido de comunidad y no individualidad. Criterio muy limitativo, porque nos estaría indicando que los derechos humanos solo se viven y ejercen en comunidad, y no le son propias al ser individual.
La base fundamental de los derechos humanos, por excelencia recae sobre el ser humano, quien delimita el alcance de estos derechos en su accionar, basados en su forma de pensar y actuar. Es decir el ser humano es quien debe pensar en el nosotros, empezar a captar al otro, como un nosotros, que no obligue a adoptar su punto de vista.
En este sentido responderíamos al principio de universalidad, partiendo de la dignidad humana, el trabajo de los Estados se basaría en dos puntos esenciales, la formación de la identidad humana en sociedad, y como hacer universal y darle validez a esta identidad entre diferentes culturas, y formas de pensar.
La exigencia de universalidad, sigue siendo una condición imprescindible y necesaria para el reconocimiento de los derechos inherentes a todos los seres humanos, excluyendo todo tipo de discriminación o marginación.
Puede quizás ser un análisis idealista, pero, hasta que el ser humano no reconozca al otro en su entorno y su dignidad humana, cualquiera que sea el esfuerzo de los Estados por proteger los derechos a través de leyes, estos van a quedar en normas objetivas, sin ser aplicadas en su plenitud, y el principio universal quedara simplemente de manera enunciativa, por lo cual le quitaría el valor jurídico a los derecho humanos, ya que estos responderían a las necesidades de algunos, y no de todos.
Abogada: Andrea Suxo Bustillos
Bibliografía
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Villena, V. J. (2011). Los Derechos Humanos su desarrollo y proteccion. Trujillo: BLG.